sábado, 21 de abril de 2012

El despotismo y sus libertades de ser.

Por qué no se ha pensado nunca establecer leyes con las cuales cualquier mortal, sin importar su estrato social, pueda ampararse para denunciar el maltratado infringido por el despotismo que suelen ejercer ciertos mortales, palógicamente endiosados?.

Cuando hablamos de despotismo nos vienen a la mente escenas relacionadas con asuntos militares o el despotismo ilustrado que floreció en algunas monarquias del siglo XVIII, esto, en el caso de haber tenido la dicha sin alguna experiencia personal como víctima directa de tal flagelo. En caso contrario nos pueden llegar infinidad de escenerarios en los cuales podemos ver a nuestros padres, abuelos, tios, maestros o en el ambiente laboral accionando en base a esta conducta.

La pregunta inicial se podría responder de la siguiente manera, tomando en cuenta los primero ambientes en donde podemos llegar a ser víctimas de algún déspota, "jamás me atrevería a demandar a mis padres, por ser tan cabrones conmigo", en ese sentido no hablo de la autoridad que les confiere a los mayores en el hogar, haciendo uso de regaños o incluso castigos físicos, el asunto en cuestión aquí es un brutal y desconsiderado accionar cerrazónico que envuelve a la persona déspota y lo recarga sobre otra persona.

Ese déspota puede ser cualquiera de los mencionados, son los responsables de graves traumas  sicológicos, por lo que han de ser considerados como abusadores y que estén sujetos a la sanción, a la denuncia, por daños que pudieran ser irreversibles en la vida de otros.

El déspota es una persona desagradable que puede llegar a provocar una repulsión tal en los afectados, que luego del daño mental, la ira, la impotencia y varios sentimientos reprimidos, pueden desencadenar una serie de actos violentos que atenten con la vida de otras personas y hasta la propia.

Crecer en un hogar con padres, abuelos, o tios déspotas puede marcar para siempre estos individuos que ven coartadas todas sus libertades y derechos, hacen de ésta una persona retaida y timida, entre otras tantas condiciones que podrían manifestarse en ellos.

En el área escolar y laboral pasa lo mismo, encontramos maestros y jefes que suelen querer imponer sus criterios y convicciones limitando todo nuestro accionar, todo nuestro pensamiento.

El déspota se regocija al momento que denigra, que humilla a sus subordinados, no suele permitirle la palabra a los demás y cuando lo hace es para refutar y estregar en cara su razón, como única y verdadera.

Sabemos que está establecido en la  DDHH sobre las libertades y derechos humanos, en el artículo 19 en relación a la libertad de expresión, estos son principios universales, propios para todos los seres humanos sin importar su condición, el déspota viola este principio.

Tal vez por estar tan familiarizados con el tema lo vemos como algo "normal", muchos crecimos con el, lo vimos en la escuela, luego de adultos lo seguimos viendo en el área laboral, es común encontrar personas así en nuestras sociedades, pero eso no significa que deba ser permitido o aceptado, ha de ser denunciado, y que estas quejas sean tomadas en serio, sin temor a represalias.

Una de las razones por el cual el despotismo goza de la libertad de manifestarse, es por el miedo a castigos mayores, ya sea en el hogar, en la escuela maestros que llegan a reprobar a los alumnos, jefes que cancelan a empleados por revelarse y al no ser denunciado sigue estando presente en todos los ambientes sociales.

Más que una sanción, estas personas necesitan terapia sicológica, sino está catalogado el despotismo en el DCM-IV como trastorno mental, debería de estarlo y ser tratado por un experto en la conducta.

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