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"La agresión física o verbal, es decir, el no-respeto, o si se quiere, la violación de los derechos a las demás personas, es exactamente lo opuesto a la experiencia amorosa. Si hay violencia, no hay amor. puede haber formas distorsionadas de placer que se entrelazan y confunden con el sentimiento positivo, como es el caso del sadismo o el masoquismo, pero esto no es amor. La agresión, en cual quiera de sus formas, es atentatorio con la expresión de afecto, y altamente contaminante. los datos son irrefutables: la mayoría de los niños varones que han sido golpeados pasan a ser golpeadores cuando son adultos, y no me estoy refiriendo solamente al ataque a las mujeres, sino también a la violencia entre hombres, que es mucho más frecuente.
La mayor tendencia masculina a la agresión y a otras manifestaciones de dominación, en comparación con las mujeres, se debe tanto a factores biológico-evolutivos, como socioculturales. Cuando la herencia de la especie se ve forzada por los mitos sociales, el resultado suele ser un cavernario vestido de esmoquin".
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